Ideas are like fish: if you want to catch little fish you can stay in the shallowater, but if want to catch the big fish you got to go deeper. Down deep, the fish are more powerful and more pure, they huge and abstract, and very beautiful.
David Lynch. Catching the big fish.
Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso debe su fuerza.
Va de la vida a la muerte. Hombres, animales, ciudades y casas. Todo es imaginado. Es una novela, una simple historia ficticia. Lo dice Littré, que nunca se equivoca.
Y además que todo mundo puede hacer igual. Basta con cerrar los ojos. Está del otro lado de la vida.
Louis-Ferdinand Celine. Viaje al fin de la noche.
Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso debe su fuerza.
Va de la vida a la muerte. Hombres, animales, ciudades y casas. Todo es imaginado. Es una novela, una simple historia ficticia. Lo dice Littré, que nunca se equivoca.
Y además que todo mundo puede hacer igual. Basta con cerrar los ojos. Está del otro lado de la vida.
Louis-Ferdinand Celine. Viaje al fin de la noche.
Otro consentido: Nabokov. De los poquísimos -como Bloom- cuya critica a las vacas sagradas -Freud, Dostoievsky, Sartre, etc.- resulta extrañamente cierta y, más que comentar alguna de sus novelas, prefiero dejar algunos de sus comentarios para entrevistas y su curso de literatura-... Y como el único de su nivel que se me ocurre para acompañarlo pues...
Primero una presentación...
Pienso como un genio, escribo como un autor distinguido y hablo como un niño. Durante mi carrera docente en Norteamérica, desde mero profesor titular, nunca he facilitado a mi audiencia ni una parcela de información que no estuviese preparada de antemano en forma de nota mecanografiada.
Dadas estas circunstancias, creo que a nadie se le ocurriría pedirme que me someta a una entrevista, si por "entrevista" se supone una charla entre dos seres humanos normales. Pues bien: lo han intentado por lo menos dos veces ya hace tiempo, en una ocasión en presencia de un magnetófono; y, cuando me volvieron a pasar la cinta y acabé de reírme, decidí que nunca en la vida volvería a realizar esa hazaña. Las preguntas que quiera formularme el entrevistador ha de mandármelas por escrito, y yo se las contesto por escrito, y han de ser reproducidas al pie de la letra.
Ahora las entrevistas...
- ¿En qué lengua piensa usted?
- En ninguna. Pienso en imágenes. No creo que la gente piense en determinada lengua. No mueven los labios cuando piensan. Sólo cierto tipo de personas ignorantes mueven los labios al leer o reflexionar.
- ¿Por qué escribió Lolita?
-Fue interesante hacerlo. Después de todo ¿por qué escribir cualquiera de mis libros? Por el placer de hacerlo, por la dificultad. No tengo ningún propósito social, ningún mensaje moral; no tengo ideas generales para explotar, simplemente me gusta componer acertijos con soluciones elegantes.
- ¿Para quién escribe? ¿Para qué público?
- No creo que el artista deba preocuparse acerca de su público. El mejor público es la persona que todas las mañanas ve en el espejo cuando se afeita. Creo que el público que imagina el artista, cuando imagina semejante cosa, es el de una sala llena de genta que lleva su propia máscara.
- ¿En qué sentido copia usted el "cuadro concebido" de una novela?
- El escritor debe estudiar cuidadosamente las obras de sus rivales, incluido el Todopoderoso. Debe poseer la capacidad innata no sólo de recombinar sino de recrear un mundo dado. La imaginación sin conocimiento no conduce más allá de los corrales del arte primitivo. El arte no es nunca simple. Sólo el talento me interesa... No las ideas generales, sino el aporte individual.
- ¿Aportación a la sociedad?
- La obra de arte no tiene importancia alguna para la sociedad. Sólo es importante para el individuo, y sólo el lector individual es importante para mi. Me importa un bledo el grupo, la comunidad, las masas y demás... Escribo sobre todo para artistas, compañeros y acompañantes del arte... El libro de un artista no se lee con el corazón (el corazón es un lector notablemente estúpido) ni con el cerebro solamente sino con el corazón y la espina dorsal. "Señoras y señores, el hormigueo de la espina dorsal os dice realmente lo que sintió el autor y lo que quiso sintierais".
Ni el mediocre ni el filisteo máximo pueden librarse de la sospecha furtiva de un libro para ser importante, tiene que tratar de grandes ideas. Oh, conozco a ese tipo, a ese triste tipo. Le agradan los buenos cuentos increíbles sazonados de comentarios sociales; le agrada reconocer sus propios pensamientos y sus angustias en los del autor.
- ¿Qué opina de la llamada "revolución estudiantil"?
- Los alborotadores nunca son revolucionarios, siempre son reaccionarios. Entre los jóvenes es entre quienes se hallan los mayores conformistas y filisteos, v.g. los hippies... A los manifestantes de las universidades norteamericanas les interesa tanto la educación tan poco como les interesa el fútbol a los fanáticos de fútbol que en Inglaterra hacen pedazos las estaciones del metro. Todos pertenecen a la misma familia de pillos ridículos... con un manojo de malhechores hábiles entre ellos.
Los drogadictos, especialmente los jóvenes, son conformistas que se congregan en grupos pegajosos, y yo no escribo para grupos ni apruebo las terapias de grupo (la gran escena de la farsa freudiana) como he dicho con harta frecuencia, escribo para mí en multiplicado. Los jóvenes tontos que se entregan a las drogas no pueden leer mi Lolita ni ninguno de mis libros; algunos en realidad, ni saben leer.
- ¿Puede decirme a que otros escritores admira y han influido sobre usted?
-Prefiero hablar de los libros modernos que odio a primera vista: los cuidadosos cuadros clínicos de grupos minoritarios, los lamentos de homosexuales, el sermón norvietnamita antinorteamericano, el cuento increíble, picaresco, mechado con obscenidades juveniles.
- ¿Consentiría en dejarnos ver una muestra de sus borradores?
-Siento tener que negarme. Sólo las nulidades ambiciosas y los mediocres cordiales exhiben sus borradores. Es como hacer circular muestra de la propia saliva.
- ¿Hay alguna comunidad de la cual usted sienta formar parte?
-En realidad no. Puedo reunir mentalmente un gran número de individuos a los que quiero, pero formarían un grupo muy dispar y discordante si se los reuniera en la realidad.
- ¿Sería justo decir que ve usted la vida como una broma muy graciosa pero cruel?
- Su término "vida" está aplicado en un sentido que no puedo aplicar a un rielar múltiple ¿La vida de quién? ¿Qué vida? La vida no existe sin un epíteto posesivo. La vida de Lenin difiere de la de Joyce, digamos, tanto como un puñado de grava difiere de un diamante azul, aunque ambos hombres estuvieron exiliados en Suiza y escribieron un gran número de palabras. O vea los destinos de Oscar Wilde y Lewis Carroll... el uno que hace alarde una extravagante perversión y lo atrapan y el otro que oculta su pequeño secreto humilde pero mucho peor detrás de las emulsiones del cuarto de revelar, y acaba por ser el escritor de cuentos para niños más grande de todos los tiempos. Yo no soy responsable de esas farsas de la vida real.
- Dostoievsky, quien trató temas aceptados como universales por la mayoría de los lectores, tanto por su alcance como por su significación, es considerado uno de los grandes escritores del mundo. Sin embargo, usted lo ha definido como "sensacionalista barato, chabacano y vulgar", ¿Por qué?
- Los lectores no rusos no se dan cuenta de dos cosas: de que no a todos los rusos les gusta Dostoievsky tanto como a los norteamericanos, y de que la mayoría de los rusos a quienes si les gusta, lo veneran como un místico, no como un artista. Fue un profeta, un periodista hábil para alcanzar popularidad y un comediante chapucero. Reconozco que algunas de sus escenas, algunas de sus trifulcas tremendas, de farsa, son extraordinariamente entretenidas. Pero sus asesinos sensitivos y sus prostitutas conmovedoras no pueden soportarse un momento... este lector, al menos, no puede.
- Un crítico (Pryce-Jones) ha dicho sobre usted que "sus sentimientos son diferentes a los de cualquier otro". ¿Eso significa algo para usted?
- No recuerdo ese artículo, pero si un crítico hace semejante afirmación, sin duda debe querer decir que él ha explorado los sentimientos de literalmente millones de persona, al menos en tres países, antes de llegar a esa conclusión. Si es así, sin duda soy un pájaro raro. Por otra parte, si se ha limitado a interrogar a los miembros de su familia o de su club, su afirmación no puede discutirse con seriedad.
- Creo que es cuestión de amor: cuanto más se ama un recuerdo, más vivo y singular es... No olvidemos que Rusia se ha vuelto terriblemente provinciana durante estos cuarenta años, aparte del hecho de que a la gente se le indica allí lo que ha de leer, lo que ha de pensar. Me inclino a suponer que gran parte de la historia (la historia artificial del hombre, no el testimonio cándido de las rocas) ha sido modificada por escritores mediocres y observadores parciales. Sabemos que los estados policiales (v.g. Los Soviets) han tijereteado los viejos libros y han destruido los hechos pasados que no coincidían con las falsedades del presente.
Siempre he sostenido, aun de estudiante en Rusia, que la nacionalidad de un escritor valioso tiene importancia secundaria. Cuanto más característico sea el aspecto de un insecto, menos tenderá el clasificador a mirar ante todo el rótulo indicador del lugar colocado en bajo el ejemplar pinchado para decidir cuál de las diversas razas vagamente descritas habrá de asignársele. El arte del escritor es su verdadero pasaporte.
Me enorgullezco de ser una persona carente de interés público. Mis aversiones son simples: la estupidez, la opresión, el crimen, la crueldad, la música dulzona. Para ser cauto, prefiero aceptar sólo un tipo de poder: el poder del arte sobre la hojarasca, el triunfo de la magia sobre el bruto.
Y, de su curso de literatura...
Aunque parezca extraño los libros no se deben leer, se deben releer y lo peor que puede hacer el lector es identificarse con uno de los personajes. Calificar un relato de historia verídica es un insulto al arte y a la verdad. Todo gran escritor es un gran embaucador, como lo es la architramposa Naturaleza.
Sentimos con gran intensidad la situación expuesta en el libro porque nos recuerda algo que nos ha sucedido a nosotros o a alguien a quien conocemos... O bien, y esto es lo peor que puede hacer el lector, se identifica con uno de los personajes. No es este tipo modesto de imaginación el que yo quisiera que utilizasen los lectores.
Si uno empieza con una generalización prefabricada, lo que hace es empezar desde el otro extremo, alejándose del libro antes de haber empezado a comprenderlo: Nada más molesto e injusto con el autor que empezar a leer, supongamos, Madame Bovary, con la idea preconcebida de que es una denuncia de la burguesía.
Así que, ¿Cuál es el auténtico instrumento que el lector debe emplear? La imaginación impersonal y la fruición artística. Tiene que establecerse, creo, un equilibrio armonioso entre la mente de los lectores y la del autor. Debemos mantenernos un poco distantes y gozar de este distanciamiento a la vez que gozamos intensamente de la textura interna de una determinada obra.
El mejor temperamento que un lector puede tener, o desarrollar, es el que resulta de la combinación del sentido artístico con el científico. El artista entusiasta propende a ser demasiado subjetivo en su actitud respecto al libro; por tanto, cierta frialdad científica en el juicio templará el calor intuitivo. En cambio, si el aspirante a lector carece por completo de pasión y de paciencia difícilmente gozará con la gran literatura.
La ornamentación del lugar común incumbe a los autores de segunda fila; éstos no se molestan en reinventar el mundo, sólo tratan de sacarle el jugo lo mejor que pueden a un determinado orden de las cosas, a los modelos tradicionales de la novelística. Las diversas combinaciones que un autor de segunda fila es capaz de producir dentro de estos límites fijos pueden ser bastantes divertidas, pese a su carácter efímero, porque a los lectores de segunda les gusta reconocer sus ideas vestidas con un disfraz agradable.
El artista maestro asciende por una ladera sin caminos trazados; y una vez arriba, en la cumbre batida por el viento, ¿Con quién diréis que se encuentra? Con el lector, jadeante y feliz. Y allí, en un gesto espontáneo, se abrazan y, si el libro es eterno, se unen eternamente.
Ahora bien, si debemos situar el poshlost en la escritura contemporánea, debemos buscarlos en el simbolismo freudiano, en las mitologías apolilladas, en el comentario social, en los mensajes humanistas, en las alegorías políticas, en la preocupación excesiva por la clase o por la raza y en las generalidades que todos conocemos... Consignar en la misma lista a Auschwitz, Hiroshima y Vietnam es poshlost sedicioso... Uno de los sitios de proliferación favoritos del poshlost ha sido siempre la exhibición de Arte; allí es producido por los llamados escultores que trabajan con las mismas herramientas de los demoledores.
En general yo recomendaría la muy denigrada torre de marfil, no como prisión del escritor sino sólo como dirección estable... es un lugar fresco y agradable... pero antes de construirse uno su torre de marfil debe tomarse la inevitable molestia de matar algunos elefantes.
El preciso ejemplar que pretendo capturar para beneficio de aquellos que pueden estar interesados en ver cómo se hace es, casualmente, una mezcla de elefante y caballo. Se llama: sentido común. El sentido común es cuadrado mientras que las visiones y los valores más esenciales de la vida tienen siempre una hermosa forma circular, son tan redondos como el universo o los ojos de un niño cuando asiste por primera vez al espectáculo del circo.
Y cuanto más brillante y excepcional es el hombre, más cerca está de la hoguera. Stranger (extraño, extranjero) rima con Danger (peligro). El humilde profeta, el mago en su cueva, el artista indignado, el pequeño escolar inconformista, todos comparten el mismo peligro sagrado.
Y puesto que es así, bendigámosles, bendigamos al monstro; pues en la evolución natural de los seres, el mono no se habría convertido en hombre si no hubiese aparecido un monstruo en la familia. Cualquiera cuya mente es lo bastante orgullosa como para no formarse en la disciplina lleva oculta, secreta, una bomba en el fondo del cerebro... Y sugiero, aunque sólo sea por diversión, que coja esa bomba particular y la deje caer con cautela sobre la ciudad modelo del sentido común. La explosión producirá un fulgor, y muchas cosas curiosas aparecerán bajo esa luz brillante.
Recuerdo una historieta en la que un deshollinador se caía del tejado de un edificio alto, observaba en su caída un cartel con una palabra mal escrita, y mientras caía se iba preguntando por qué a nadie se le había ocurrido corregirla. En cierto modo, todos estamos sufriendo una caída mortal desde lo alto de nuestro nacimiento a las losas del cementerio, y nos vamos maravillando con la inmortal Alicia en los dibujos de la pared.
Esta capacidad de asombro ante fruslerías -sin importarnos la inminencia del peligro- estos apartes del espíritu, estas notas a pie de página del libro de la vida, son las formas más elevadas de la conciencia; y es allí, en ese estado mental infantil y especulativo, tan distinto del sentido común y de la lógica, en donde sabemos que el mundo es bueno.
La "maldad" es una desconocida para nuestro mundo interior; se sustrae a nuestra comprensión; la maldad es en realidad carencia de algo, más que una presencia nociva; y al ser abstracta e incorpórea a, no ocupa un espacio real en nuestro mundo interior. Los criminales son por los general personas sin imaginación, ya que si ésta se hubiera desarrollado, aunque fuera siguiendo la mediocre trayectoria del sentido común, les habría impedido hacer el mal revelando a sus ojos mentales el grabado de unas esposas; por otra parte, la imaginación creadora les habría inducido a buscar una salida en la ficción y a hacer que los personajes de sus libros realizasen de forma más completa y profunda lo que ellos sólo podrían hacer en forma chapucera en la vida real. Faltos de verdadera imaginación, se conforman con banalidades imbéciles tales como verse conduciendo por Los Ángeles un fastuoso coche robado al lado de la rubia fastuosa que les ha ayudado a destripar al dueño. Sin duda, esta realidad puede convertirse en arte cuando la pluma del escritor conecta las corrientes necesarias; pero en sí mismo, el crimen es el triunfo de la vulgaridad y cuanto más éxito tiene más idiota parece.
Jamás admitiré que el oficio del escritor consista en mejorar la moral de su país, en señalar ideales elevados desde las enorme s alturas de una tribuna callejera... El púlpito del escritor está peligrosamente cerca de la novela barata, y lo que los críticos llaman novela fuerte es generalmente un penoso lugar de comunes o un castillo de arena en una playa populosa: y no hay nada más triste que ver deshacerse su foso fangoso cuando se han ido los domingueros y las frías olas empiezan a roer las arenas solitarias.
Y, por último, una entrevista -incompleta porque no la encontré completa, ni modo-...
Saludos...
Chulada de retrato cortesía -como siempre- de Horst Tappe.
Bibliografía:
Vladimir Nabokov. Curso de literatura europea. RBA Libros
Valdimir Nabokov. Opiniones contundentes. Taurus.
Dadas estas circunstancias, creo que a nadie se le ocurriría pedirme que me someta a una entrevista, si por "entrevista" se supone una charla entre dos seres humanos normales. Pues bien: lo han intentado por lo menos dos veces ya hace tiempo, en una ocasión en presencia de un magnetófono; y, cuando me volvieron a pasar la cinta y acabé de reírme, decidí que nunca en la vida volvería a realizar esa hazaña. Las preguntas que quiera formularme el entrevistador ha de mandármelas por escrito, y yo se las contesto por escrito, y han de ser reproducidas al pie de la letra.
Ahora las entrevistas...
- ¿En qué lengua piensa usted?
- En ninguna. Pienso en imágenes. No creo que la gente piense en determinada lengua. No mueven los labios cuando piensan. Sólo cierto tipo de personas ignorantes mueven los labios al leer o reflexionar.
- ¿Por qué escribió Lolita?
-Fue interesante hacerlo. Después de todo ¿por qué escribir cualquiera de mis libros? Por el placer de hacerlo, por la dificultad. No tengo ningún propósito social, ningún mensaje moral; no tengo ideas generales para explotar, simplemente me gusta componer acertijos con soluciones elegantes.
- ¿Para quién escribe? ¿Para qué público?
- No creo que el artista deba preocuparse acerca de su público. El mejor público es la persona que todas las mañanas ve en el espejo cuando se afeita. Creo que el público que imagina el artista, cuando imagina semejante cosa, es el de una sala llena de genta que lleva su propia máscara.
- ¿En qué sentido copia usted el "cuadro concebido" de una novela?
- El escritor debe estudiar cuidadosamente las obras de sus rivales, incluido el Todopoderoso. Debe poseer la capacidad innata no sólo de recombinar sino de recrear un mundo dado. La imaginación sin conocimiento no conduce más allá de los corrales del arte primitivo. El arte no es nunca simple. Sólo el talento me interesa... No las ideas generales, sino el aporte individual.
- ¿Aportación a la sociedad?
- La obra de arte no tiene importancia alguna para la sociedad. Sólo es importante para el individuo, y sólo el lector individual es importante para mi. Me importa un bledo el grupo, la comunidad, las masas y demás... Escribo sobre todo para artistas, compañeros y acompañantes del arte... El libro de un artista no se lee con el corazón (el corazón es un lector notablemente estúpido) ni con el cerebro solamente sino con el corazón y la espina dorsal. "Señoras y señores, el hormigueo de la espina dorsal os dice realmente lo que sintió el autor y lo que quiso sintierais".
Ni el mediocre ni el filisteo máximo pueden librarse de la sospecha furtiva de un libro para ser importante, tiene que tratar de grandes ideas. Oh, conozco a ese tipo, a ese triste tipo. Le agradan los buenos cuentos increíbles sazonados de comentarios sociales; le agrada reconocer sus propios pensamientos y sus angustias en los del autor.
- ¿Qué opina de la llamada "revolución estudiantil"?
- Los alborotadores nunca son revolucionarios, siempre son reaccionarios. Entre los jóvenes es entre quienes se hallan los mayores conformistas y filisteos, v.g. los hippies... A los manifestantes de las universidades norteamericanas les interesa tanto la educación tan poco como les interesa el fútbol a los fanáticos de fútbol que en Inglaterra hacen pedazos las estaciones del metro. Todos pertenecen a la misma familia de pillos ridículos... con un manojo de malhechores hábiles entre ellos.
Los drogadictos, especialmente los jóvenes, son conformistas que se congregan en grupos pegajosos, y yo no escribo para grupos ni apruebo las terapias de grupo (la gran escena de la farsa freudiana) como he dicho con harta frecuencia, escribo para mí en multiplicado. Los jóvenes tontos que se entregan a las drogas no pueden leer mi Lolita ni ninguno de mis libros; algunos en realidad, ni saben leer.
- ¿Puede decirme a que otros escritores admira y han influido sobre usted?
-Prefiero hablar de los libros modernos que odio a primera vista: los cuidadosos cuadros clínicos de grupos minoritarios, los lamentos de homosexuales, el sermón norvietnamita antinorteamericano, el cuento increíble, picaresco, mechado con obscenidades juveniles.
- ¿Consentiría en dejarnos ver una muestra de sus borradores?
-Siento tener que negarme. Sólo las nulidades ambiciosas y los mediocres cordiales exhiben sus borradores. Es como hacer circular muestra de la propia saliva.
- ¿Hay alguna comunidad de la cual usted sienta formar parte?
-En realidad no. Puedo reunir mentalmente un gran número de individuos a los que quiero, pero formarían un grupo muy dispar y discordante si se los reuniera en la realidad.
- ¿Sería justo decir que ve usted la vida como una broma muy graciosa pero cruel?
- Su término "vida" está aplicado en un sentido que no puedo aplicar a un rielar múltiple ¿La vida de quién? ¿Qué vida? La vida no existe sin un epíteto posesivo. La vida de Lenin difiere de la de Joyce, digamos, tanto como un puñado de grava difiere de un diamante azul, aunque ambos hombres estuvieron exiliados en Suiza y escribieron un gran número de palabras. O vea los destinos de Oscar Wilde y Lewis Carroll... el uno que hace alarde una extravagante perversión y lo atrapan y el otro que oculta su pequeño secreto humilde pero mucho peor detrás de las emulsiones del cuarto de revelar, y acaba por ser el escritor de cuentos para niños más grande de todos los tiempos. Yo no soy responsable de esas farsas de la vida real.
- Dostoievsky, quien trató temas aceptados como universales por la mayoría de los lectores, tanto por su alcance como por su significación, es considerado uno de los grandes escritores del mundo. Sin embargo, usted lo ha definido como "sensacionalista barato, chabacano y vulgar", ¿Por qué?
- Los lectores no rusos no se dan cuenta de dos cosas: de que no a todos los rusos les gusta Dostoievsky tanto como a los norteamericanos, y de que la mayoría de los rusos a quienes si les gusta, lo veneran como un místico, no como un artista. Fue un profeta, un periodista hábil para alcanzar popularidad y un comediante chapucero. Reconozco que algunas de sus escenas, algunas de sus trifulcas tremendas, de farsa, son extraordinariamente entretenidas. Pero sus asesinos sensitivos y sus prostitutas conmovedoras no pueden soportarse un momento... este lector, al menos, no puede.
- Un crítico (Pryce-Jones) ha dicho sobre usted que "sus sentimientos son diferentes a los de cualquier otro". ¿Eso significa algo para usted?
- No recuerdo ese artículo, pero si un crítico hace semejante afirmación, sin duda debe querer decir que él ha explorado los sentimientos de literalmente millones de persona, al menos en tres países, antes de llegar a esa conclusión. Si es así, sin duda soy un pájaro raro. Por otra parte, si se ha limitado a interrogar a los miembros de su familia o de su club, su afirmación no puede discutirse con seriedad.
- Creo que es cuestión de amor: cuanto más se ama un recuerdo, más vivo y singular es... No olvidemos que Rusia se ha vuelto terriblemente provinciana durante estos cuarenta años, aparte del hecho de que a la gente se le indica allí lo que ha de leer, lo que ha de pensar. Me inclino a suponer que gran parte de la historia (la historia artificial del hombre, no el testimonio cándido de las rocas) ha sido modificada por escritores mediocres y observadores parciales. Sabemos que los estados policiales (v.g. Los Soviets) han tijereteado los viejos libros y han destruido los hechos pasados que no coincidían con las falsedades del presente.
Siempre he sostenido, aun de estudiante en Rusia, que la nacionalidad de un escritor valioso tiene importancia secundaria. Cuanto más característico sea el aspecto de un insecto, menos tenderá el clasificador a mirar ante todo el rótulo indicador del lugar colocado en bajo el ejemplar pinchado para decidir cuál de las diversas razas vagamente descritas habrá de asignársele. El arte del escritor es su verdadero pasaporte.
Me enorgullezco de ser una persona carente de interés público. Mis aversiones son simples: la estupidez, la opresión, el crimen, la crueldad, la música dulzona. Para ser cauto, prefiero aceptar sólo un tipo de poder: el poder del arte sobre la hojarasca, el triunfo de la magia sobre el bruto.
Y, de su curso de literatura...
Aunque parezca extraño los libros no se deben leer, se deben releer y lo peor que puede hacer el lector es identificarse con uno de los personajes. Calificar un relato de historia verídica es un insulto al arte y a la verdad. Todo gran escritor es un gran embaucador, como lo es la architramposa Naturaleza.
Sentimos con gran intensidad la situación expuesta en el libro porque nos recuerda algo que nos ha sucedido a nosotros o a alguien a quien conocemos... O bien, y esto es lo peor que puede hacer el lector, se identifica con uno de los personajes. No es este tipo modesto de imaginación el que yo quisiera que utilizasen los lectores.
Si uno empieza con una generalización prefabricada, lo que hace es empezar desde el otro extremo, alejándose del libro antes de haber empezado a comprenderlo: Nada más molesto e injusto con el autor que empezar a leer, supongamos, Madame Bovary, con la idea preconcebida de que es una denuncia de la burguesía.
Así que, ¿Cuál es el auténtico instrumento que el lector debe emplear? La imaginación impersonal y la fruición artística. Tiene que establecerse, creo, un equilibrio armonioso entre la mente de los lectores y la del autor. Debemos mantenernos un poco distantes y gozar de este distanciamiento a la vez que gozamos intensamente de la textura interna de una determinada obra.
El mejor temperamento que un lector puede tener, o desarrollar, es el que resulta de la combinación del sentido artístico con el científico. El artista entusiasta propende a ser demasiado subjetivo en su actitud respecto al libro; por tanto, cierta frialdad científica en el juicio templará el calor intuitivo. En cambio, si el aspirante a lector carece por completo de pasión y de paciencia difícilmente gozará con la gran literatura.
La ornamentación del lugar común incumbe a los autores de segunda fila; éstos no se molestan en reinventar el mundo, sólo tratan de sacarle el jugo lo mejor que pueden a un determinado orden de las cosas, a los modelos tradicionales de la novelística. Las diversas combinaciones que un autor de segunda fila es capaz de producir dentro de estos límites fijos pueden ser bastantes divertidas, pese a su carácter efímero, porque a los lectores de segunda les gusta reconocer sus ideas vestidas con un disfraz agradable.
El artista maestro asciende por una ladera sin caminos trazados; y una vez arriba, en la cumbre batida por el viento, ¿Con quién diréis que se encuentra? Con el lector, jadeante y feliz. Y allí, en un gesto espontáneo, se abrazan y, si el libro es eterno, se unen eternamente.
Ahora bien, si debemos situar el poshlost en la escritura contemporánea, debemos buscarlos en el simbolismo freudiano, en las mitologías apolilladas, en el comentario social, en los mensajes humanistas, en las alegorías políticas, en la preocupación excesiva por la clase o por la raza y en las generalidades que todos conocemos... Consignar en la misma lista a Auschwitz, Hiroshima y Vietnam es poshlost sedicioso... Uno de los sitios de proliferación favoritos del poshlost ha sido siempre la exhibición de Arte; allí es producido por los llamados escultores que trabajan con las mismas herramientas de los demoledores.
En general yo recomendaría la muy denigrada torre de marfil, no como prisión del escritor sino sólo como dirección estable... es un lugar fresco y agradable... pero antes de construirse uno su torre de marfil debe tomarse la inevitable molestia de matar algunos elefantes.
El preciso ejemplar que pretendo capturar para beneficio de aquellos que pueden estar interesados en ver cómo se hace es, casualmente, una mezcla de elefante y caballo. Se llama: sentido común. El sentido común es cuadrado mientras que las visiones y los valores más esenciales de la vida tienen siempre una hermosa forma circular, son tan redondos como el universo o los ojos de un niño cuando asiste por primera vez al espectáculo del circo.
Y cuanto más brillante y excepcional es el hombre, más cerca está de la hoguera. Stranger (extraño, extranjero) rima con Danger (peligro). El humilde profeta, el mago en su cueva, el artista indignado, el pequeño escolar inconformista, todos comparten el mismo peligro sagrado.
Y puesto que es así, bendigámosles, bendigamos al monstro; pues en la evolución natural de los seres, el mono no se habría convertido en hombre si no hubiese aparecido un monstruo en la familia. Cualquiera cuya mente es lo bastante orgullosa como para no formarse en la disciplina lleva oculta, secreta, una bomba en el fondo del cerebro... Y sugiero, aunque sólo sea por diversión, que coja esa bomba particular y la deje caer con cautela sobre la ciudad modelo del sentido común. La explosión producirá un fulgor, y muchas cosas curiosas aparecerán bajo esa luz brillante.
Recuerdo una historieta en la que un deshollinador se caía del tejado de un edificio alto, observaba en su caída un cartel con una palabra mal escrita, y mientras caía se iba preguntando por qué a nadie se le había ocurrido corregirla. En cierto modo, todos estamos sufriendo una caída mortal desde lo alto de nuestro nacimiento a las losas del cementerio, y nos vamos maravillando con la inmortal Alicia en los dibujos de la pared.
Esta capacidad de asombro ante fruslerías -sin importarnos la inminencia del peligro- estos apartes del espíritu, estas notas a pie de página del libro de la vida, son las formas más elevadas de la conciencia; y es allí, en ese estado mental infantil y especulativo, tan distinto del sentido común y de la lógica, en donde sabemos que el mundo es bueno.
La "maldad" es una desconocida para nuestro mundo interior; se sustrae a nuestra comprensión; la maldad es en realidad carencia de algo, más que una presencia nociva; y al ser abstracta e incorpórea a, no ocupa un espacio real en nuestro mundo interior. Los criminales son por los general personas sin imaginación, ya que si ésta se hubiera desarrollado, aunque fuera siguiendo la mediocre trayectoria del sentido común, les habría impedido hacer el mal revelando a sus ojos mentales el grabado de unas esposas; por otra parte, la imaginación creadora les habría inducido a buscar una salida en la ficción y a hacer que los personajes de sus libros realizasen de forma más completa y profunda lo que ellos sólo podrían hacer en forma chapucera en la vida real. Faltos de verdadera imaginación, se conforman con banalidades imbéciles tales como verse conduciendo por Los Ángeles un fastuoso coche robado al lado de la rubia fastuosa que les ha ayudado a destripar al dueño. Sin duda, esta realidad puede convertirse en arte cuando la pluma del escritor conecta las corrientes necesarias; pero en sí mismo, el crimen es el triunfo de la vulgaridad y cuanto más éxito tiene más idiota parece.
Jamás admitiré que el oficio del escritor consista en mejorar la moral de su país, en señalar ideales elevados desde las enorme s alturas de una tribuna callejera... El púlpito del escritor está peligrosamente cerca de la novela barata, y lo que los críticos llaman novela fuerte es generalmente un penoso lugar de comunes o un castillo de arena en una playa populosa: y no hay nada más triste que ver deshacerse su foso fangoso cuando se han ido los domingueros y las frías olas empiezan a roer las arenas solitarias.
Y, por último, una entrevista -incompleta porque no la encontré completa, ni modo-...
Saludos...
Chulada de retrato cortesía -como siempre- de Horst Tappe.
Bibliografía:
Vladimir Nabokov. Curso de literatura europea. RBA Libros
Valdimir Nabokov. Opiniones contundentes. Taurus.