sábado, 30 de julio de 2011

21.- Stanislaw Lem


"Por ello, a la afirmación de que la finalidad comercial y el sistema de distribución del producto determinan su naturaleza, podría responderse que aún en ese caso, y como siempre ocurre en la práctica del arte, el autor de genio es el que sabe convertir los condicionamientos en posibilidades"
Umberto Eco. Apocalípticos e integrados

Sí, Harry Potter es como opio para las masas. Hoy en día, gran literatura hay muy poca. Tal vez Pynchon, Saul Bellow... Pero ésos son nombres ya antiguos, y de los nuevos hay muy pocos. Es más fácil ser poeta, puesto que ahora para eso no hace falta ni siquiera sentido.
Stanislaw Lem


Poco a poco se va cerrando esto de poner a 3 autores de ciencia ficción que, por su complejidad, podrían tranquilamente dar pie al desarrollo de una clase. Al mismo tiempo, le toca el turno a uno de los recursos que -ese si- considero el más inteligente (y por lo mismo el más agresivo) para cuestionar toda idea normativa: el humor.

Y como en el humor se necesita de alguien que lo haga y alguien que lo vea, pues necesitamos a alguien que, desde la música, cuestione los límites de esa manera y... ¿Quién mejor?...



Creo que ciencia ficción y humor tienen ciertos puntos en común: mal entendidos, se reducen a una satisfacción espontánea y sosa que no tendría mayor función que el entretenimiento. Y, dicen los que saben, que en eso consiste su ventaja pues, al entenderse como géneros menores -pero en manos inteligentes- sirven como recurso para criticar los arquetipos y patrones de conducta que por tradición son los más respetados. Se vuelven lenguajes que, yendo de lo académico a lo vulgar, evidencian lo patético de una lectura trágica de la vida permitiendo con ello reexaminar las bases sociales.

Por eso no es extraño que, concretamente, el humor resulte cercano a las minorías: los judíos, los negros, los homosexuales, etc. es decir, todos aquellos que, de manera natural, no pueden -podemos- ser héroes: se vuelve una herramienta de oposición que evita la resignación e incluso, y ante lo desfavorable del entorno, afirma la identidad generando con ello cierto placer.

Ojo: si lo interesante del humor es que puede partir de las minorías, su principio es que busca hacer partícipe al otro. Por lo mismo, como la CF que se reduce a naves espaciales, el chiste barato o manipulador se vuelve agresivo al deformar a ese otro, por ejemplo:




Nuevamente aparecen las diferencias: el humor marca entonces las formas en que posiblemente nos acercamos a la realidad: una forma infantil, otra más vulgar y otra -según se vea, la más acabada o más patológica- más compleja: la ironía, donde el humor ya no busca generar en el otro una respuesta empática, su ganancia está en su rechazo a la realidad y las ilusiones que ésta crea. Para Freud, la ironía hace patente la superioridad de un sujeto liberado a partir de su desafecto al placer inmediato que genera el chiste barato. Es esto precisamente lo que la vuelve superior, inatacable aun cuando no todos sean capaces de entenderla.

Y otra vez, favor de no confundir con esos ejemplos baratones -como "Defendiendo al cavernícola" o "Monólogos de la vagina"- que ni pa´ cuando logran disfrazar su naturaleza reaccionaria en una supuesta crítica tan mediana que aburre, como por ejemplo:



En la ironía entonces se percibe a ese otro como a un niño al que el mundo -en el que busca protegerse- le resulta absurdamente "serio", "grave" y el humorista se pone a sí mismo como base materia para reírse de dicha seriedad. El chiste pasa a un segundo plano para mostrar el fracaso claro de intentar asirse de algo real. Un ejemplo que, aprovechando la figura del homosexual, patentiza los prejuicios de una sociedad supuestamente abierta -y que en lo personal me hace reír como enano- sería:



Al que podemos sumarle alegremente:



Claro que también existe el humor involuntario, que resulta de ver al otro en sus intentos probablemente honestos -pero siempre limitados- de corresponder a su entorno, como el que resulta de ver a cuarentonas intentando bailar como adolescentes tratando de vender la idea de que hacen algo cercano a lo que entienden por música interesante:



¿Y a poco Lem todo eso tiene Lem? Creo que sí... Entiendo que pertenece a esa tradición de autores tan buenos -como Swift, Borges, etc.- que tranquilamente pudieron burlarse de lo inútil de tomarse en serio la cultura y porque, al mismo tiempo, hace evidente lo que -creo- es lo único que vale la pena de la cultura: nuestras propias diferencias. Pero bueno, le seguimos en el próximo...

Saludos...



El maestro Lem diciendo amablemente: "Saludos chikitines, y nos vemos la próxima"...




Bibliografía
S. Freud. El humor. Obras completas Nº. 14

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