jueves, 28 de julio de 2011

20. 2º Paréntesis. A. Gramsci.

Somos los nietos de los obreros que nunca pudisteis matar, por eso nunca nunca votamos para la Alianza Popular, ni al PSOE ni a sus traidores ni a ninguno de los demás. Somos los nietos de los que perdieron la Guerra Civil. ¡No somos nada!
La polla records. ¡No somos nada!

Pesimismo del espíritu, optimismo de la esperanza
Gramsci


Sigo con esto de la propuesta de HFoster sobre los 4 planteamientos básicos para acercarse a la estética contemporánea:
Le toca a la Historia social del arte pero aviso: antes de que esto tome tintes jornaleros y empiecen a sonar cacofonías de unicornios azules o las sirenas del cuarto de Tula, me curo de espanto y me quedo con música que comparte la intención -igual de inocente, supongo- pero afortunadamente de manera más divertida...



Ahora que si quieren conservar el espíritu de camaradas....

  • Pa´ los nostálgicos

  • Ahora si... Lo tradicional es entender al marxismo como una filosofía crítica que centra sus reflexiones en la idea de una transformación social, el cómo llegar a la utopía comunista que libere al sujeto de la pérdida de su esencia que representa, por ejemplo, su alienación a un sistema capitalista basado en la producción y consumo, donde el trabajo ha perdido su potencial creativo-.


    Un punto central de esta crítica es el orden de las relaciones de producción de la sociedad, que se criticaría -por ejemplo- en una de sus obras más representativas: el Manifiesto del Partido Comunista, reflexión sobre la crisis de la Modernidad que serviría de modelo, no sólo a la corriente burocrática más obvia del marxismo sino, en el campo de la imagen, a distintos movimientos como las vanguardias y cuya influencia, de alguna forma, puede seguirse viendo en trabajos como esta joyita. Como cualquier escuela, entre sus diferentes autores se encuentran algunos muy importantes y otros bastante aburriditos.Enlace
    Aunque en estética la referencia obvia son los extraordinarios -no hay otro calificativo-ensayos de Walter Benjamin, prefiero partir de Antonio Gramsci, otro importante referente de los actuales estudios culturales, y cuyo trabajo resultó no sólo una crítica a la izquierda burocrática, sino que también planteó distintas formas de entender la relación entre la sociedad civil y la sociedad política, partiendo de conceptos como la ideología, hegemonía, intelectual, etc.

    Por ejemplo, su concepto del intelectual busca entender a éste ligado a un grupo o clase social -y por lo mismo, a una función económica- pero con una educación no sólo académica sino también técnica. El intelectual aparece entonces de una cierta separación del entorno -de lo contrario sólo sería un reflejo de las ideas hegemónicas-y, a nivel, a nivel social, representa una minoría capaz de organizar y darle conciencia a la sociedad de sus funciones.

    Supongo que un ejemplo de la inexistencia de los estos grupos sería que, para complementar el desarrollo de un país hecho a base del narco, la informalidad y las remesas, le brinden opciones tan avanzadas como:



    Luego de esta introducción tan divertida e incompleta, la pregunta es ¿Qué tiene que ver esto con la estética?

    Que en 1930 -ya en la cárcel- Gramsci reflexionaba, a partir de la queja del gobierno fascista, sobre el poco interés del pueblo italiano por acercarse a la cultura italiana. Partiendo de la pregunta ¿por qué el pueblo italiano no lee? -Y obvio, esto no se reduce a Italia-, Gramsci relaciona ideología y gusto "popular" y llega a las siguientes conclusiones:

    • El pueblo italiano si lee, sólo que no lo que uno quisiera. Se siente más vinculado a trabajos como la novela de folletín francesa.
    • Las elites culturales italianas, deseosas de mantener su mundo de castas, han resultado más extranjeras que los extranjeros. No han logrado identificarse con su entorno.
    La novela de folletín le sirve a Gramsci como ejemplo de la hegemonía cultural que un país ejerce sobre otro al difundir una cierta visión novelada y conservadora del mundo, fantasías en un público marcado por cierto complejo de inferioridad -con su correspondiente deseo de castigo a los culpables, evasión aventurera, etc.- donde, por ejemplo, la personalidad del autor de la novela pasa a un segundo plano en beneficio de la falsa biografía del personaje, adquiriendo incluso validez histórica.

    La novela de aventuras se vuelve un paradigma que deforma la idea nietzscheniana del superhombre a partir de frasecitas mamilas como "Es mejor vivir un día como un león que 100 años como una oveja". Su ejemplo más acabado sería "El conde de Montecristo" cuya estructura es tan básica que sólo deja evidencia la pobreza del lector. Contrario a estos trabajos serían aquellos autores que no sólo han logrado el reconocimiento de las masas sino de la crítica -Shakespeare o Dostoyevsky, de quien señala que Raskolnikov, personaje de Crimen y castigo bien puede entenderse como "un Montecristo criticado por un paneslavista cristiano"- y que hacen evidente que la valoración estética -y su disfrute- sólo aparece en una segunda lectura -la primera siempre obedece a razones prácticas-.

    Así, a los valores limitados que ven en la literatura las elites -un valor nacional ligado a la soberanía, y lo comercial como fundamento cultural-. Personalmente, creo que Gramsci es un buen ejemplo de pensamiento moderno: según el chisme, luego de salir de la cárcel -sólo a morir- señala que no le agradaba la idea de contar su vida -sería tanto como dramatizarla y buscar la caridad de los demás, que en todo caso prefería entenderse dentro de una lucha a largo plazo. Evidentemente, Gramsci se perdió de estas maravillas:



    Ahora que si quieren más enjundia:



    Y, si quedaban dudas, pues nuestro "Montecristo" de sololoy:




    Supongo que cuando uno ve tanta mierda, hasta la izquierda -o el feminismo trasnochado- han de sonar como "de avanzada"... Honestamente tendría muchísimas dudas. En fin, al que tenga suficiente estómago y sea lo bastante morboso le dejo una muestra de dicha campaña buena onda de nuestra intelectualidad conservadora. ¡Son tantos y tan bonitos!...
    Saludos...

    Bibliografía
    Antonio Gramsci. Cultura y literatura.

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